Y entre tanta melancolía, un susurro vigiló el alma perdida.
Balbuceando el contemple del río , su ilustrada mujer,
que entre colinas de sollozos, moría de soledad,
Escuchó el lamento del ruiseñor.
El anciano escuchó esa mujer, blasfemando del dios que creía conocer,
pero en el más remoto infinito, los gritos superaron la fe del triste escritor.
Si él pudiese ser una mariposa volaría como una pluma en tiempo de primavera,
pero él atestiguando sus instintos se quedó en el silencio donde abundó el ruido.
Sin un intento precoz sacó su cuchillo y hacia el corazón la apuñaló,
sangró aquella mujer,pero en segundos, su alma perdida encontró.
Recordando aquel triste viaje, el anciano en su guarida se refugió,
para aguardar unos minutos hasta su triste defunción, sin más pesares ni lágrimas,
agitó su mano y hacia el cuello el gatillo oprimió.
Pobre viejo desalmado, atascado en el infierno de sus letras,
en lo recóndito de su armario se encontraba aquella pieza que toda su vida buscó.
El anciano escuchó esa mujer, blasfemando del dios que creía conocer,
pero en el más remoto infinito, los gritos superaron la fe del triste escritor.
Si él pudiese ser una mariposa volaría como una pluma en tiempo de primavera,
pero él atestiguando sus instintos se quedó en el silencio donde abundó el ruido.
Sin un intento precoz sacó su cuchillo y hacia el corazón la apuñaló,
sangró aquella mujer,pero en segundos, su alma perdida encontró.
Recordando aquel triste viaje, el anciano en su guarida se refugió,
para aguardar unos minutos hasta su triste defunción, sin más pesares ni lágrimas,
agitó su mano y hacia el cuello el gatillo oprimió.
Pobre viejo desalmado, atascado en el infierno de sus letras,
en lo recóndito de su armario se encontraba aquella pieza que toda su vida buscó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario