Cuerpo volátil...

Sintiéndote cerca... Susurrándote al oído cuánto te amo.
Tu calor puro, sensible, mortal.
Incendias corazones ajenos,llenas mi cuerpo de agonías celestiales y al cantar la melodía del amor,
Encegueces mi rostro.

Al cántico le danzo, al compás de un tambor, danza nocturna, no cabe penumbra,
Tu manto me cubre y me protege, cual ave en invierno abrigando sus criaturas.

Déjame disfrutar el momento inmune, en el encuentro de tu cuerpo junto al mio,
No cohíbas esa pasión dentro de ti.

Arráncame el alma beso a beso dibujando tu rostro en mi memoria,
Desgárrame el aliento, que mi último suspiro sea en ti,
Desnúdame lentamente rozando tus labios sobre mi calor,
Erízame la piel de forma tan absurda que no haya mañana,
Hazme inmortal sólo por esta noche,que el hielo de estas barreras se derrita tan cruelmente que no quedará momento para contemplarlo.

A esto: Le llamo Amor... A esto: Le pongo tu Nombre

La Espiral...

Trágicos recuerdos se funden con mis sueños,
Donde no distingo entre lo real y lo imposible,
Donde solo espero alcanzar el regocijo
Ese cuando separe lo imposible del presente,
Donde la realidad se fabrique en cuanto lo intente.
La espiral se vislumbra en torno a tu cuerpo, mi deseo
Espiral como el agua cayendo entre mi mano,
Donde debo alcanzar lo poco que va quedando,
Donde las ilusiones se van formando,
Donde la espiral absorbe tu llanto.
Mis letras se salvan de la vorágine,
Se mezclan, tus ojos no alcanzan a entenderlas,
Mis manos intentan traducirlas, ellas se resisten,
Trato de ser más fuerte, voy perdiendo energías,
Mi vida toca un fondo inminente.
Las metas se decantan entre la adversidad,
Mi vida ahora se siente especial,
Tus ojos se acoplan con los míos en un simultáneo mirar,
Observando que la espiral ha alcanzado la tranquilidad,
Que mi deseo esta cumplido y nuestra historia comienza a hacerse realidad.

 By: Nicolás Giraldo Hoyos

Isla...

Náufragos...

Se carcomía el destino, lucha entera.

Infinito...

El hoy es lo que llamamos: Mundo.

Terciopelo y paño, vistían sus cuerpos, 

Azul y escarlata, es ahora el color de sus sombras,

Indumentarias poco llamativas al esplendor y el rigor...

Esas señoritas imitando raros trucos salidos de linde,

Esos señoritos que las acompañan en su triste búsqueda:

La Vana Felicidad...

Inmigrantes de arpas y violines, perdidos en aquel lugar.
Novelaban cada noche historias distintas de sus ostentosos palacios,
Lo que no sabían era que lo peor apenas comenzaba.
El agua subió toda su marea y arrasó con todo,
Incluso con lo que veían perfecto...
¿Dónde quedó su dinero?¿Su poder acaso?...
Se la pasaron descifrando laberintos de placer y
bloqueando muros de realidad...